La palabra franco (Frank o Francus) significa «libre» en la lengua de los francos, ya que los francos no estaban dominados por el Imperio romano ni por ningún otro pueblo. Dado que la raíz frank no pertenece a la lengua germánica primitiva, se piensa también que podría derivar de frei-rancken (libere vacantes) que significa libres viajeros.
Los francos fueron una confederación de pueblos germánicos que, agrupados en torno a dos grupos principalmente -los salios y los ripuarios-, se hallaban establecidos al este del río Rin en tiempos del emperador Juliano (355-363). Luego, cruzaron el limes y se convirtieron en foederati del Imperio Romano, ocupando las tierras situadas al norte de la actual Francia. Siendo federados del Imperio, y según las normas que regían la hospitatas romana, éstos ayudaron al Estado romano en las tareas de pacificación de su área de influencia frente a otras tribus germánicas enemigas de Roma; a cambio, tenían el disfrute de los territorios asignados y el mantenimiento de sus propias costumbres y leyes. Pero cuando la autoridad romana empezó a flaquear, sobre todo a partir de la muerte del general romano Flavio Aecio en 454 (auténtico hombre fuerte del Imperio que supo contener los ataques de los pueblos bárbaros), los francos comenzaron a extenderse hacia el sur y se hicieron con el control de la Galia al norte del río Loira
En 507, los francos de Clodoveo I, ayudados por los burgundios -que no perdonaron a los visigodos una violación de sus fronteras-, se batieron en la terrible batalla de Vouillé contra Alarico II (484-507). Los visigodos sufrieron una espantosa derrota que significó su salida de las Galias y su establecimiento definitivo en Hispania. Los francos, a partir de aquí, se hicieron con el control de toda la antigua Aquitania.
Clodoveo I (Clovis en francés), hijo de Childerico I, comenzó una política de expansión de su autoridad sobre las otras tribus francas y de ampliación de su territorio al sur y oeste de la Galia. Así, comenzó una campaña militar con la intención de consolidar los varios reinos francos en la Galia y Renania,
La conversión de Clodoveo al cristianismo, tras su matrimonio con la princesa católica burgundia Clotilde en 493, pudo haber ayudado a acercarle al papa y a otros soberanos cristianos ortodoxos.
La conversión de Clodoveo supuso la conversión del resto de francos. Al profesar la misma fe que sus vecinos católicos, los recientemente cristianizados francos encontraron mucho más fácilmente su aceptación por parte de la población local galo-romana que otros pueblos germánicos cristianizados de fe arriana, como los visigodos y ostrogodos, los vándalos, los lombardos o los burgundios. De esta forma, los merovingios dieron lugar a la que con el tiempo sería la dinastía de reyes más estable de Occidente. La dinastía merovingia fundada por Clodoveo toma su nombre de Meroveo, su antepasado germánico leyendario y casi divino, que da legitimidad a su reino.