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jueves, 2 de noviembre de 2017

LOS FRANCOS

Los primeros registros sobre monarcas francos son muy confusos y teñidos de tonos épicos. Los primeros francos estaban divididos en dos grupos los francos salios originarios del mar del Norte y que vivían en un territorio comprendido entre los ríos Schledet y Rin; y los francos rupiarios que vivían entre los ríos Rin y Mosa. Ambos grupos se convirtieron en aliados de Roma.
Sus ejércitos estaban formados mediante el comitatus, que era un tipo de relación militar propia del mundo germánico, donde un grupo de guerreros decidían libremente ponerse a las órdenes de un jefe, y en efecto, comitatus significaba entrar en compañía del jefe.
Este tipo de vinculación germana implica que los hombres además de soldados que reciben órdenes, son compañeros, combaten todos juntos con el jefe, participan del botín ya sea tesoros o prisioneros, y sirven a su jefe con lealtad. Los primeros francos llevaban como armamento básica una lanza y un escudo redondo de madera, como arma secundaria una espada o un hacha, siendo famosa la francisca que era arrojadiza, armamento romano. Las protecciones armaduras o yelmos, procedían de las fábricas romanas, arrebatadas a los enemigos o fabricadas a medida por un herrero. Los herreros francos gozaban de gran estima, un herrero franco fue enterrado en el siglo VI con sus herramientas de trabajo, una lanza, una espada, un cuchillo largo y una bolsa con 17 monedas de plata.
Tras la caída de Roma, Childerico juró lealtad al gobierno de Odoacro en Italia. Poco después falleció legando el trono a su hijo Clodoveo o Clovis.
Clodoveo I (481-511) comenzó una política de expansión de su autoridad sobre las otras tribus francas y de ampliación de su territorio al sur y oeste de la Galia. Así, comenzó una campaña militar con la intención de consolidar los varios reinos francos en la Galia y Renania. La primera fue la ciudad cercana de Cambrai que estaba gobernada por los romanos. En el año 480 los francos, con sus ejércitos, sus carros, sus mujeres, sus niños y sus ancianos, decidieron ocuparla. El gobernador romano huyó cobardemente ante el ataque y los francos entraron a la ciudad sin encontrar resistencia.
Una de las claves de su éxito fue su conversión, junto a la de su pueblo, al catolicismo, lo que le congració con la aristocracia galorromana. Derrotó a Siagrio dirigente de los galos cristianizados y se apoderó del reino de Soissons. Posteriormente venció a los alamanes extendiendo su poder más allá del Rin.
En el año 495 se casó con la princesa Clotilde, nieta del rey de Borgoña, más tarde conquistó Borgoña y Aquitania. Tras ello su siguiente objetivo fue el reino visigodo.
Los visigodos estaban gobernados por Alarico II, de confesión arriana. Presentada como una cruzada religiosa, Clodoveo invadió sus territorios en 507, y en la batalla de Vouillé, con la ayuda de los burgundios, derrotó a los visigodos, expandiendo su reino al este, hasta los Pirineos. Tras esta batalla, Gregorio de Tours indica que Clodoveo llevó a cabo campañas para eliminar a los demás reyes francos, tanto ripuarios como salios. y conquistó el sur de la Galia tras vencer a los visigodos en Vuille. Tan sólo escapaban al poder de Clodoveo la Provenza, en manos del reino de Borgoña, y la Septimania, que continuó en posesión visigoda.
Clodoveo había convertido a su reino en el más poderoso de Europa Occidental, motivo por el que fue nombrado cónsul por la corte del Imperio Romano de Oriente, que reconocía así la preponderancia militar y política que el reino franco había adquirido.